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  • Foto del escritorAlmaplena

Mar de hormonas, mar de emociones.


Así definiría mi embarazo. Linda pero complicada montaña rusa que aparece de sopetón de manera inexplicable con un llanto y emoción, o con una alegría inesperada.


Empezar yoga prenatal implicó un cambio radical en mi embarazo. Recuerdo que luego de la primer clase fue que empecé a sentir a mi bebé, fue conectar con el “Aquí y ahora” y soltar un poco la invasión y vivir en lo externo.

Ahí descubrí que ese era un lugar que no debía soltar.

Cuando ves una elección clara, es como que te mandaran un regalo de arriba.


La pandemia llegó con todo para romper paradigmas. Y en mi caso, llegó diciéndome “Nena, todo esto que lograste ¡Sí! Vamos de nuevo”. Irte a vivir a otro país no es fácil, estar embarazada menos y estar viviendo en otro país embarazada con una pandemia, menos que menos.

Almaplena pasó a ser nuestro lugar: el de Alfonsina y mío. (Uno de mis pocos espacios presenciales)


Al mudarme, de Bs As a Stgo, mi trabajo pasó a ser 100% virtual, mis vínculos más cercamos de toda la vida, virtuales. Así que yoga pasó a ser ese espacio de conectarme, mirar, tocar, con chicas transitando mi misma instancia de una manera amorosa. Esa conexión que solo da lo presencial. Creo que con esta pandemia la mayoría entenderá a lo que me refiero.

Cuando se pasó a yoga virtual ¡No saben la resistencia que tuve!

Me sentí como una niña, negándome a algo inevitable. Volver a abrazar el espacio me resultó difícil. Pero debo confesar que a su vez fue renovador.

Descubrirme acompañada y saber que este lugar abrió las puertas a muchas chicas que no hubieran podido sumarse si no era de este modo, fue revelador. ¡A ellas en medio de esta pandemia les llegó su regalo del cielo!, pensé. Y no puedo ser indiferente a eso.


Así como en mis comienzos duros me acompañaron (y siguen acompañando) me toca acompañar ahora a mí también, de eso se trata una comunidad, una tribu, ¿no?

Ahora ya sin resistencia y acogiendo mi lugar, yoga prenatal, me encuentro descubriendo las diferentes aristas de este obsequio tan maravilloso que me fue dado. Agradecida y aprendiendo de este camino me siento una privilegiada!

Por Magui Alonso, mamá de la Comunidad




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